David Blanco Laserna
El gato de Schrödinger, atrapado en un limbo a la espera de un observador que le conceda la vida o le condene a muerte, se ha convertido en el paradigma de todo aquello que hace que la mecánica cuántica sea profundamente contraria a la intuición. Erwin Schrödinger planteó esta paradoja para poner en evidencia el absurdo de la interpretación física de la teoría cuántica que defendían contemporáneos como Niels Bohr y Werner Heisenberg. Schrödinger perdió esa batalla, pero su nombre quedará escrito con letras de oro en la historia de la ciencia gracias a su ecuación de onda, un instrumento fundamental en la descripción del mundo físico a escala atómica.